IMAT 2018 «Necesitamos personas creativas, no grandes tecnólogos».

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Esta semana pasada hemos tenido la oportunidad de poder participar en el V Simposio Internacional IMAT que ha organizado la escuela de negocios ESIC en Valencia, estableciendo la innovación educativa como estrategia para mejorar la competitividad de un país. 

El objetivo de este simposio ha sido abrir un espacio de reflexión en torno a la frontera tecnológica y del conocimiento en inteligencia competitiva -que a su vez nos permitiera dibujar caminos y tendencias de un futuro no lejano-, con la idea de indagar qué tipo de formación tendrá que tener el docente para afrontar con éxito los retos de la educación.

Allí hemos podido compartir muchísimas experiencias con los diferentes colegios presentes de toda España, haciéndonos eco común de una de las principales ideas que durante estos dos días hemos podido compartir: la Colaboración.

Entre las ideas que comentó el profesor Ángel Fidalgo es de destacar que “la tecnología nos sirve para hacer cumplir mejor una función”, mostrándose esta idea indiscutible, sin ningún tipo de matices. El reto, añadía Juan Antonio Mondéjar, reside en “conocer qué debemos hacer los docentes para que esta tecnología mejore el proceso de enseñanza-aprendizaje en cada una de las edades”.

Ha sido la creatividad pues, la habilidad más mencionada por todos los ponentes que nos ‘dibujaban’ los colegios del 2030. Para todos ellos, será esta la habilidad más valorada en las escuelas y, por tanto, la clave de las metodologías activas. Los docentes debemos ser artesanos de humanidad y «magister» del reconocimiento.

El objetivo prioritario de nuestra labor en la educación siempre será el mismo, adaptándonos a los tiempos para ayudar a ser mejores personas. Como consecuencia de ello, las empresas tecnológicas están contratando en la actualidad a historiadores, filósofos y humanistas para ayudar a tener cercanía con el cliente como persona.

Dentro de algunos años, quizás pocos, va a resultar complicado que se ponga en duda el uso de la tecnología en el aprendizaje -la programación y la robótica serán las nuevas matemáticas- del mismo modo que a día de hoy nadie se plantea -ni por asomo- el uso de la electricidad en el aula.

Ante la paradoja de que los contenidos del currículum son del s.XIX, impartidos por profesores del s.XX a alumnos del s.XXI, cabe esperar que en el 2030 podamos contar con docentes actualizados, de entre aquellos alumnos activos que hoy viven esta revolución educativa.

«En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe.» Eric Hoffer

Estas han sido las conclusiones, no muy pormenorizadas, de las ideas tratadas en este simposio que nos abren camino a un futuro inmediato que ya está a las puertas.

 

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